Aprendí la Democracia desde muy joven y me enseñó a que las críticas deben ser transparentes, no oscuras ni anónimas. 

Es derecho de todos expresar sus opiniones y defender sus ideas, pero sin insultos ni descalificaciones. Algunos aprovechan lo que podrían ser críticas razonables, para expresar sus odios. 

El color de mi indumentaria política es bien conocido, no ha adquirido tonos distintos con el paso de los años. Pero respeto, no podría ser de otra manera, a quienes cambien de color, pero se desacreditarían  si atacasen con virulencia lo que en otros momentos defendieron. 

La Democracia, cuando soplan a favor los aires de la Libertad, puede ser una magnífica locomotora para impulsar el desarrollo. Lo ha sido durante estas más de cuatro décadas, mal que a algunos le pese.

Oteo en el horizonte serios intentos de recortar derechos y libertades, que costaron mucho conseguir. Los más jóvenes deben saber que no siempre fue como ahora.

No pido a nadie que piense como yo. Sólo que piense.