En los libros está la auténtica libertad de expresión
Conocida es, por todos, la añeja frase de Larra que rezaba: "Escribir en España es llorar". Escribir en España también ha sido morir. Dramaturgos, novelistas y poetas han arrastrado una rancia leyenda de marginación, de destierro y de castigo.
Si se repasan las páginas de la historia literaria, uno encuentra tantos nombres de cárceles como de libros, tantas heridas de guerra como estrenos teatrales, tanta infamia como gloria.
Y sobre todo, homenajes póstumos. Los reprimidos durante una época son ensalzados a la siguiente cuando sus restos descansan en paz y parece como si no molestasen.
Afortunadamente durante las últimas décadas, se está intentando romper, a marchas forzadas, con las pautas de nuestro destino histórico.
En los libros está la auténtica libertad de expresión, no en los insultos y las amenazas.
Me indigna y exaspera las manifestaciones en defensa de la libertad de expresión, en la que bárbaros como hordas vikingas, saquean, destrozan y agreden a quienes tratan de hacer cumplir la ley e informar.