La salud entra por nuestra boca. Todo lo que ponemos en un plato es dar pasos a mejorar nuestra salud o a enfermar. Por eso es muy importante cuidar lo que comemos.

La mayor parte de los presupuestos en Sanidad se destinan a curar no a prevenir y creo que lo que más mejora nuestra salud está fuera de los hospitales.

Yo he sido adicto al azúcar, sigo siéndolo aunque a muchísimo menos nivel. Es obvio que el consumo de los azúcares nos provoca euforia, sensación de plenitud, damos un subidón, no tiene los efectos psicotrópicos de otras drogas, como alucinaciones o delirios, pero también causa muchas muertes.

Soy de los que piensa que en cambio si necesitamos comer grasas para tener buena salud. No podemos meter en el mismo saco todo tipo de grasas, no es igual un aceite de oliva virgen extra que una mantequilla. 

Hacer la compra no es cosa fácil, yo diría que menos supermercado y más mercado, comer más frutas y verduras, legumbres, frutos secos... ir a lo básico a lo tradicional, que no nos coman el coco con el marketing, por muy agresivo que sea.

Comer sano es delicioso.