Opinión

La vida no se compra en Supermercados

La vida no se compra en Supermercados
El sentimiento de felicidad está unido a cosas entrañables: tiempo para los hijos, nietos, la familia,  los amigos, tiempo libre que no se vende ni se compra. 

Sabemos que hay que trabajar para hacer frente a las necesidades materiales, pero la vida no es sólo trabajar, también es luchar para dedicarlo a las cosas que nos conmueven. 

No aceptéis el gobierno de  necesidades imbuida de capitalismo, de sed de ganancias, de mercado, de competencia, donde la vida se transforma en una escalera que hay que subir pisoteando a otros.

La vida no podemos comprarla en supermercados. El infierno y el paraíso están aquí.

Debemos huir e intentar aislar a quienes nos venden ideas totalitarias, racistas, xenófobas, machistas... sabéis bien a quienes me refiero. Somos una especie humana que tenemos sensibilidad, que nos compadecemos de quienes sufren y que con arreglo a nuestras posibilidades tratamos de aliviarlos de su dolor y pobreza. 

La ultraderecha sólo cree en la ley de la selva, del más fuerte y deja atrás a quienes no pueden seguir sus pasos.