Datos de la Fundación Affinity cifran en 268.000 animales sueltos en nuestro país en 2021, habiendo recogido las Protectoras 160.000 perros y 124.000 gatos.

Ya desde el año 2021, una ley estatal reconoce como seres sintientes a los animales domésticos, y se castiga como delito el abandono como grave falta de atención y cuidado, desnutrición, y absoluta falta de salud e higiene. Y ello con independencia del maltrato que, en muchas ocasiones, se les hace a este tipo de animales, sancionado igualmente en el Código Penal.

Los medios de comunicación, en muy variadas ocasiones se han ocupado de ambos tipos de sucesos -abandono y maltrato-. Recordemos que la televisión nos mostró hace unos años imágenes de un señor que, tras detener su vehículo y subido a una tapia, arrojaba a dos perros al interior de una finca. En una población del Campo de Gibraltar fueron encontrados en un contendor dos perros con síntomas de desnutrición y rodeados de sus propias heces, hecho ocurrido el 27 de septiembre de 2019 -comprobada la fecha, según el medio de información que lo publicó-. Podríamos seguir citando innumerables casos parecidos a estos.

El maltrato hacia los animales puede llegar a ser extremadamente cruel y sádico, (caso de los cachorros mutilados en Badajoz, y el caso Schnauzi); por diversión (desde grabar vídeos saltando sobre lechones y causarles la muerte, hasta azuzar a una jauría de perros para después matar a cuchilladas a una vaca), o efectuarlo de forma cruenta -muerte a botellazos de tres cachorros en Puertollano, dejar morir a un perro por inanición, el enterramiento de animales vivos o prenderles fuego-). Información esta última del Consejo General de la Abogacía Española.

El Parlamento Vasco ha aprobado el pasado mes de junio la Ley de Proyección de Animales Domésticos, que recoge la normativa en relación a la protección en sanidad, comercialización y tenencia de estos animales. Sobre la base de considerarlos “seres sintientes”, la ley se centra fundamentalmente en los animales de compañía, si bien es de aplicación también a los de producción o renta.

Esta ley va suponer un salto cualitativo importante, ya que plantea una protección completa de la vida de los animales, con vocación de regular el comportamiento hacia ellos -como seres vivos y sintientes dentro del entorno de convivencia- mediante el fomento de la consideración y el respeto. Se supera así la percepción de las mascotas como regalos, caprichos o incluso juguetes, que ha repercutido en comportamientos sociales indeseables, tales como el maltrato o el abandono. Es una ley progresista y equilibrada, que nace con un amplio apoyo social e institucional y que va a contribuir a poder conseguir una sociedad más avanzada y civilizada en el trato a los animales.

De otro lado, las Protectoras de Animales llevan a cabo una excelente labor, por cuanto se encargan del rescate y cuidados de animales, en especial de perros y gatos.

La existente en el Campo de Gibraltar, ubicada en Los Barrios, realizan esta función, con muy escasos medios. Los perros y gatos que rescatan son atendidos de la mejor forma posible hasta el momento de su adopción, demandándose algunos hacia el extranjero, y viajando con sus respectivos pasaportes, vacunados e instalado su chip.

La Protectora de Animales de Algeciras, ubicada en Carretera de la Mediana, en El Rinconcillo, comparte los problemas expuestos. La falta de voluntarios dificulta la ingente labor que realizan, teniendo en cuenta que en su recinto se cuidan alrededor de 200 animales.

Merece la cooperación no solo con cuotas de sus asociados, sino con voluntarios, como veterinarios y otros para efectuar labores de limpieza; y sobre todo, debe concienciarse aquéllos que no dan trato adecuado a sus animales de compañía, que estos no son un juguete, sino que, se trata de seres que sienten, y muy agradecidos cuando reciben buen trato. Igualmente, debe denunciarse cuando se presencia un maltrato a cualquier animal.

Estas Protectoras de Animales, entidades sin ánimo de lucro, son merecedoras del cariño, ánimo y respeto para que puedan proseguir con su labor, y cuando menos, un gran aplauso.