Hay casos en los que, algunos de los que, acuden, tras las copas que suelen finalizar tras el almuerzo, tratan de sobrepasarse con una compañera de trabajo, o bien el jefe con una subordinada.

Traigo a colación, dos casos recientes, ambos ocurridos en Madrid.

El primero de ellos, el superior de una de las empleadas, en ese ambiente, y llevando en la empresa solo tres meses, tras tocarla le propuso terminar la fiesta en una habitación del hotel donde se hallaban, al tiempo que le profería improperios de índole sexual; la mujer mostró su rechazo, se marchó a la zona de cóctel, comentándole a un compañero lo ocurrido. Días después denunció los hechos en el buzón ético de la empresa; se nombró un instructor para averiguar los hechos, concluyendo éste que los comentarios de índole sexual fueron inadecuados e inconsentidos, adoptándose la resolución de despido, posteriormente confirmada por los Tribunales, basándose en el Estatuto de los Trabajadores -art. 4.2.e- que garantiza el respeto a la intimidad y consideración debida frente al acoso por razón de sexo.

Un segundo caso de comportamiento inadecuado, sucedió tras la celebración de comida de Navidad de una empresa. Uno de ellos profirió insultos dirigidos hacia un compañero, tales como “gilipollas”, “hijo de p.”, sin mediar provocación por parte de este último; incluso intentó agredirle con una botella, impidiéndolo otro compañero del mismo centro de trabajo. Las rencillas entre ambos, provenían por cuestiones relacionadas con el trabajo.

La conclusión es clara: Aunque las comidas de empresas entre empleados se celebren en restaurantes y fuera de la empresa, lo que allí, puede ser causa de despido, siempre que exista esa falta de consideración, y que tengan relación con la empresa donde prestan servicios.