Cultura

El jazz latino con sabor cubano se adueña del parque con un entregado Alain Pérez

El jazz latino con sabor cubano se adueña del parque con un entregado Alain Pérez

Domínguez Saucedo

Nuevamente una noche mágica. Alain Pérez, el que fuera bajista en la última etapa de Paco de Lucía, y su corte de musicazos cubanos se dejaron el alma en el escenario del parque María Cristina en una nueva cita de altura del VIII Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía.

El prólogo lo pondría, en clave local, la bailaora Noelia Sabarea, que presentó un espectáculo guionizado, donde su voz en off iba plasmando la secuencia de sentimientos que la algecireña iría paseando por el escenario. Arrancó con una sentida farruca, y sorprendió a la melodía de la Primavera de Vivaldi para cambiar de vestuario en pleno escenario, sirviéndose de la intervención teatral de una acompañante. Acto seguido, rompió la siguiriya en la voz afinada y flamenca de Manuel Peralta, mientras Sabarea se iba dejando el alma en el escenario, en un alarde de taconeos y desplantes. 

La trompeta daría ahora la pausa musical para el cambio de vestuario, bailado, a compás, demostrando que hasta para vestirse se puede ser flamenca. Y vuelta a las tablas en unas luminosas alegrías, que dejarían en el cante su particular homenaje: "De Algeciras y de Lucía, quien no camele a Paco no estingue en la vía". Noelia Sabarea engarzaría con un irrepetible fin de fiesta por bulerías, envuelta en un mantón con el amarillo y el azul de Algeciras, mientras que la trompeta iba paseando al compás de la bulería los pasodobles de la ciudad que vio nacer al genio de la guitarra.

Noelia Sabarea demostró el empaque de una bailaora de pasión y arte, y levantó al público del parque, donde demostró la legión de seguidores que atesora. La algecireña se despidió con una sentidas palabras, nuevamente en el guion en off, para el recuerdo a su abuela María, su "primera fan".

Tras una breve pausa, llegó el turno del frenesí. Alain Pérez, bajista en la última etapa de Paco de Lucía, pisó fuerte las tablas del parque María Cristina. Desde el principio, conjunción espectacular de musicazos cubanos: Andy García al teclado; Yandy García a la batería, Robelis Arévalo a las congas y Miron Rafjlovic a la trompeta no dejaron respirar al público.

Los sones cubanos fueron abriéndose paso al compás eléctrico de la rumba, el ritmo contagioso de la salsa o la susurrante pulsión del bolero. Todo envuelto en un aroma inconfundible de jazz latino, del de la mejor calidad, del que llena aforos en escenarios de todo el mundo, y que anoche tuvo que conformarse con un "concierto en familia".

Alain Pérez salió bajo en mano, eléctrico, danzante y entregado, y fue poco a poco sintiéndose más y más dentro del espectáculo, hasta convertirse en un auténtico hombre orquesta, pasando de tocar el bajo, cantar o bailar a echar mano a las baquetas o robarle el piano al teclista. Y todo con asombrosa calidad musical y artística. 

El guajiro no concedió ni un centímetro al descanso. Cantó, bailó, rió y hasta compartió momentos de confesión con el público. "Yo he estado con los más grandes. Con Celia Cruz, con Chucho Valdés... pero la vida me tenía deparado encontrarme con alguien irrepetible". A cada momento, el bajista cubano encontraba la oportunidad para devolver a Paco de Lucía guiño tras guiño de sus vivencias y su legado. Besos al cielo y risas compartidas en torno al pescaíto frito de Getares.

Y música. Mucha música. Derroche de ritmo, de calidad musical y de entrega en el escenario. Mención especial para el sólo de congas de Robelis Arévalo, que iba metiendo a cada dislocado y creciente compás el frenesí de Cuba en el sistema nervioso de los asistentes al espectáculo. Y, con un brillo inconmensurable, Alain Pérez. Un artista de los pies a la cabeza, que tras pasar por toda la geografía del ritmo cubano, tras detenerse en un sentido y sugerente bolero dedicado a su abuelo, se paró un momento para rendir su tributo más sentido al genio de La Bajadilla: "Paco no me llamó para ir con él porque yo sonara flamenco", confesó. Y acto seguido, mientras iba participando de su particular trance con sus músicos al ritmo de la rumba, le arrebató el teclado a Andy García y metió el tema por bulerías, pidiendo al público que le siguiera el compás.

Un lujazo. Una noche mágica más que queda ya para el recuerdo del Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía.