Ruta Paco de Lucía
Ruta Paco de Lucía

La Ruta Paco de Lucía, un paseo por la ciudad y por el testimonio sentimental del genio

La Ruta Paco de Lucía, un paseo por la ciudad y por el testimonio sentimental del genio
Es consabido que Paco de Lucía vivió toda su vida artística con una introspección que le llevaba constantemente a su infancia. Los recuerdos de su niñez y el aroma de una Algeciras vivida con intensidad en sus primeros veinte años de vida, le llevaron a componer infinidad de temas que titulaba con alusiones a rincones y recuerdos de su tierra.

Es precisamente este legado artístico y emocional que dejó en su discografía el genio de las seis cuerdas lo que llevó al Ayuntamiento de Algeciras a aprovechar ese regalo musical y convertirlo en una ruta turística.

El trabajo realmente ya estaba hecho. El niño de la portuguesa había dejado todo un ramillete de referencias geográficas a lugares especiales de Algeciras y del Campo de Gibraltar. Recogerlos y convertirlos en un paseo por los recuerdos del genio era un trabajo sencillo que la Delegación de Turismo del Ayuntamiento supone recoger a tiempo.

La ruta Paco de Lucía, con senderos señalizados, ofrece ese paseo por la música y las vivencias del mayor guitarrista de la historia. Una oportunidad que cualquier turista o visitante de la ciudad no puede desaprovechar.

Calle San Francisco

La Ruta Paco de Lucía comienza en esta calle. En el número 8 de esta calle de Algeciras, muy cerca de la Fuente Nueva, nació en 1947 y vivió hasta los cinco años de edad Francisco Sánchez Gómez, Paco de Lucía. Una placa en la puerta recuerda la efeméride. Fue el menor de cinco hermanos. 

La Calle San Francisco y el barrio de la Bajadilla, en general, estaban formados por viviendas sencillas. El flamenco anidó en el barrio y, aún hoy, la Sociedad del Cante Grande, institución que acogió varios conciertos de Paco, da testimonio de esa afición en la avenida principal del barrio. Todos los hijos de Antonio Sánchez aprenderían los rudimentos del flamenco y tres de ellos se dedicarían profesionalmente a la música.

Desde aquí, subiendo por Fuentenueva hasta la Plaza de Andalucía y bajando luego por Blas Infante, pasando junto al entrañable Parque María Cristina, se alcanza el entorno de la Calle Munición.

Calle Munición

En el disco Luzia de 1998 (que Paco dedica a su madre, cuyo nombre escribe con Z para realzar su origen portugués), unas alegrías llevan el nombre de la vieja calle Munición, hoy en día calle Comandante Gómez Ortega. Era ésta, en los tiempos en que Paco apenas era un chiquillo, una calle plagada de bares: El Globo, el Lupe, El Lechero, el Metropol, el Triana, el bar Rosas... Allí, los señoritos de Algeciras (fortunas del estraperlo en la mayoría de los casos) organizaban saraos que, en alguna ocasión, se prolongaban más de un día y de dos. Y allí se refugiaba el jondo local de la posguerra.

Las juergas se sucedían una tras otra: fino humor, peleas, coristas de medio pelo... Y aquí aparece la figura de Antonio Sánchez Pecino “Antonio de Algeciras”, padre de Paco. Un duro, el vino y las tapas era lo que cobraba por acompañar a un cantaor o a un señorito aficionado al cante durante la noche de juerga. A Antonio no le gustaba ni ese ambiente ni la picaresca de aquella muchedumbre de desheredados que acudían a los saraos a trajinarse y engañar a los clientes de billetera; pero el puesto que regentaba en el mercado por las mañanas no daba lo bastante para tirar de la familia y aquí conseguía más de lo que se pagaba por un jornal en el campo.

Antonio sólo llevaba a sus hijos a aquellas tabernas por las mañanas, para que escucharan los discos del Niño Ricardo en un pick up de monedas. Su hijo Ramón, ”Ramón de Algeciras” -que sería el primer maestro de Paco-, recordaría muchos años después cómo, tras escuchar los discos, regresaba corriendo a casa con las falsetas memorizadas y las reproducía en su guitarra.

Siguiendo la Calle Alfonso XI en dirección sur llegamos a la siguiente parada, el centro neurálgico de Algeciras.

Plaza Alta

Plaza Alta es una soleá preciosa del álbum Almoraima. Parece reflejar a la vez, en una sola pieza, la quietud de esta plaza durante las lánguidas tardes de siesta y, por otra parte, en una segunda y diferenciada estrofa, el bullicio y el trasiego de la mañana de diario.

La Plaza Alta era en la infancia de Paco la zona de esparcimiento familiar, de juegos, de globos, de fotógrafos con cámaras de fuelle. Estaba entonces más abierta al mar de lo que lo está hoy, pero el trajín sigue siendo el mismo. La fuente y la decoración de azulejo sevillano es de los años 30. Se asoma a esta plaza el Santuario de Nuestra Señora de Europa y, tras la misma, está el Callejón del Muro, título también de una minera ad libitum del disco Siroco de 1987.

Siguiendo el paseo hacia el sur, por la Calle Radio Algeciras, bajamos por la Calle Real hacia la otra plaza que vertebraba la vieja Algeciras, la Plaza Baja o de Abastos.

Mercado de Abastos

No podía faltar este rincón algecireño tan singular en una ruta que pretende rememorar los lugares de la ciudad más afines al artista. Aquí, en la Plaza (como los algecireños llaman a la plaza donde se ubica el mercado de abastos) tenía el padre de Paco, Antonio Sánchez Pecino, el puesto de telas y quincalla con el que, a duras penas, conseguía sacar a su familia adelante. El puesto estaba justamente en la zona donde hoy están los puestos de fruta y verdura, es decir, en la zona exterior de la plaza más próxima a la Calle Tarifa, pegado al edificio del ingeniero Torroja. Los hijos de Antonio recordarán las horas que pasaron bajo el puesto de su padre haciendo caligrafía y aprendiendo a hacer cuentas mientras su padre despachaba el género.

Luzía Gómes Gonzálvez, “la portuguesa”, la madre de Paco, acudía también al mercado a diario, a hacer la compra. Tenía fama de alegre y chistosa. Había quien aguardaba su llegada en los puestos a los que solía acudir sólo para oír sus bromas y disfrutar de su gracia y buen talante.

Si seguimos en dirección sur por el Paseo de la Conferencia, llegamos al Hotel Reina Cristina, al que perteneció la Playa del Chorruelo.

El Chorruelo

El Chorruelo es, además del título de otras populares bulerías compuestas por Paco de Lucía, el nombre de una desaparecida playa algecireña. Estaba justo delante del Hotel Reina Cristina, ese magnífico edificio victoriano del siglo XIX que aún se mantiene en pie rodeado de jardines y palmeras y que levantó el escocés Alexander Henderson en los tiempos en que llegó el ferrocarril a la Bahía, en el siglo XIX. El Chorruelo era, precisamente, la playa de ese hotel que, sin duda, merece una visita.

Antonio, uno de los hermanos de Paco, trabajó de botones en este Hotel Reina Cristina en una época en que era fácil encontrar entre los huéspedes a altísimas personalidades del cine americano, la política inglesa, la nobleza española... Antonio, que era mayor que Paco, relataba en casa muchas historias del hotel que dejarían boquiabierto a cualquiera (era por entonces el hotel más caro de España), y a Paco le impresionaba todo ese mundo exótico, rancio y remoto.

Siempre hacia el sur, en la rotonda que distribuye las salidas hacia la Playa de Getares y a Tarifa, se yergue el monumento que la ciudad levantó a su más universal artista.

Monumento

Paco de Lucía merecía que su tierra lo homenajeara con un monumento de envergadura, a pesar de que su nombre y su figura no son ya de aquí, sino que pertenecen al paseo de la fama de los grandes de la música de todos los tiempos. La trayectoria de Paco está llena de aportaciones al flamenco, entre ellas la de inventar una posición novedosa con las piernas cruzadas para sujetar la guitarra.

Algeciras vio nacer a Paco y lo nombró Hijo Predilecto. El genio de la guitarra nunca dejó de venir a Algeciras, a tocar, a reunirse con su gente... a inaugurar, por ejemplo, en 1994, esta escultura en bronce del artista Nacho Falgueras. Paco quería que estuviera cerca del mar, ese mar que tanto le marcó desde la infancia: “El hombre que nace junto al mar es más soñador (…) Yo necesito esa expansión que te da el mar”, contestaba el artista a Jesús Quintero en una antigua entrevista.

Merece la pena aquí tomar el carril bici que sube hacia Getares, y continuar hasta las espléndidas vistas que ofrece el Faro, en la misma carretera, al final del trayecto.

Punta del Faro

Este es el nombre de unas preciosas bulerías consideradas por algunos aficionados como uno de sus mejores temas. Pertenece al álbum El duende flamenco de 1972, año en que ya hacía incursiones en la Bahía de Algeciras José Monge Cruz “Camarón de la Isla”. Camarón y Paco grabaron su primer disco en 1969 bajo la dirección del padre de este. Es entonces cuando ambos, cantaór y tocaór, inician esa revolución del flamenco ortodoxo que marcará un antes, un después y un mientras tanto.

Avanzando por la carretera que llega a Punta Carnero, la punta del faro de Algeciras, por el litoral y hacia el sur, puede uno hacerse idea de cómo la fuerza del paisaje pudo influir tanto en la obra de Paco. La ensenada de Getares, la vieja ballenera después, los arroyos que vierten en la Bahía y, por fin, el faro, desde el que se divisan ya las costas del África blanca. Al oeste, el Atlántico, frío, peligroso, ruta al Nuevo Mundo. Al este, el cálido Mediterráneo, griego, romano... A eso se refería el guitarrista cuando compuso en 1973 Entre dos aguas, un tema improvisado que llegaría a ser número uno en ventas en España, que le acercó al gran público y le dio reconocimiento internacional, propiciando que, en 1975, el Teatro Real de Madrid abriera sus puertas al flamenco y a su guitarra en un concierto que hizo historia y del que salió su primer disco en vivo.

El Faro de Punta Carnero, con un plano focal a cuarenta metros sobre el nivel del mar, se inauguró en 1874. Sigue prestando servicio a la navegación del Estrecho.

Cementerio Viejo

Paco de Lucía falleció de un infarto en el hospital de Tulum, Quintana Roo (México), donde ingresa porque se siente mal mientras juega con su hijo en Playa del Carmen, donde residía. Sucedió todo la tarde del 25 de febrero de 2014. Se organizó todo para que su féretro fuese traído a España en cuanto las conexiones aéreas lo permitieran. En Madrid se instaló una primera capilla ardiente en el Auditorio Nacional, por la que pasó el Rey Felipe VI, entonces aún príncipe, el ministro de Cultura, artistas y flamencos de primera talla, gente de la cultura y aficionados de todas las edades. Todos quisieron despedirse del genio y del hombre sencillo. Después llegó el féretro a Algeciras. La corporación municipal y numerosos vecinos esperaron hasta la madrugada a las puertas del Consistorio para recibirlo en silencio y con aplausos. En el Salón de Plenos donde, años atrás, recibía Paco el título de Hijo Predilecto, se instalaba ahora su segunda capilla ardiente. Toda la noche y la mañana fue un constante fluir de artistas y amigos (aquí tenía muchos y muy buenos). En la Iglesia de la Palma, la Patrona de Algeciras, se celebró el funeral, al que no faltaron destacadísimos artistas.

En el Patio de San José del viejo cementerio, quiso Paco descansar para siempre, no sólo junto a sus padres, su hermano Ramón y su hermana María... sino de todo su pueblo. Así lo expresaba su familia días después de aquellos durísimos momentos: “Hoy comprendemos que también buscaba la compañía de una ciudad, entre dos aguas, a la que siempre tuvo presente en su corazón y en su memoria”.

Las visitas al túmulo funerario, que incorpora un busto y una guitarra de cobre, no han dejado de sucederse desde entonces. No faltan nunca las flores y las oraciones de quienes le conocieron o simplemente quedaron fascinados por su música en algún rincón del mundo.

Casa Bernardo

Es el título de una rumba incluida en el CD Cositas buenas. Y es el nombre de un chirtinguito de pescaíto a pie de playa hoy venido a más. Muy cerca de éste, en la Playa del Rinconcillo (Rinconcillo es también el título de uno de sus tangos más antiguos), tuvo el maestro su casa playera en Algeciras. Allí pasaba los veranos, relajado con sus amigos de siempre, los de la infancia, con los que le gustaba jugar al fútbol sobre la fina arena de esta playa y ver la tarde caer desde el chiringuito charlando de música, de todo y de nada en particular. Esta playa tuvo para Paco de Lucía un significado especial. Fue y sigue siendo todavía hoy la playa de la gente sencilla de Algeciras, a la que se llega a pie o por un carril bici desde el centro, la rivera familiar, en la que la mar no cubre por mucho que los bañistas se adentren en dirección a Gibraltar, que es la roca que se recorta enfrente, por la que sale el sol brindando a los madrugadores los más espectaculares amaneceres.

Paco recordará esta playa siempre en muchas ocasiones de su vida, en todas esas entrevistas de diarios y televisiones extranjeras en las que se refiere a su tierra con cariño. Y de Bernardo recordará los boquerones fritos, las ortigas, las puntillitas... Paco fue pescador también, y, hasta bien entrado en años, se sumergía en las aguas del Rinconcillo, o de Quinta Roo después, para sacar “sólo lo que me voy a comer” (como a él le gustaba precisar).

La línea 3 y las 19 del servicio de transporte público urbano CTM llegan hasta la Playa del Rinconcillo. Pero también se llega bien en bicicleta, por un carril exclusivo que pasa junto al cementerio, o a pie por el Paseo de Cornisa, que permite disfrutar de serenas vistas sobre el puerto y la playa.

Río de la Miel

Es otro de los temas incluidos en Luzia, unas bulerías con la que Paco rinde homenaje a su tierra en este disco lleno de referencias a su infancia. No es fácil saber qué tramo del Río de la Miel inspiró las famosa bulerías: si el que cruzaba cerca de su barrio, La Bajadilla, y al que tantas veces en su niñez se asomaría para ver sus aguas bajar; si el de la desembocadura en los muelles; o el de su nacimiento, sierra del Cobre adentro, de donde partía el viejo acueducto que suministraba agua a la Fuente Nueva, tan cerca de su casa. El Río de la Miel transcurre ya soterrado durante todo su tramo urbano y hasta la desembocadura, al final de la avenida Villanueva.

Sin embargo, Cobre adentro (Cobre es también el título de unas famosísimas sevillanas del maestro) este río penetra en un valle estrecho y profundo con una vegetación de laurisilva propiciada por las intensas lluvias del invierno. El paisaje aquí es extraordinario, verde, fresco, jalonado de ruinas de molinos, restos de calzada, puentes de hechura medieval y grandes pozas y cascadas de agua fresca. Un sendero muy demandado por naturalistas se adentra en este enclave único.

Del impacto visual de este curso de agua en la sensibilidad del artista no cabe ninguna duda: Río Ancho, que es como se denominaba al arrabal formado en torno a este río a su entrada en Algeciras, es también el nombre de una de las más famosas, pegadizas y personales rumbas del maestro.

La Ruta Paco de Lucía, un paseo por la ciudad y por el testimonio sentimental del genio