ALGECIRAS. - El imperio romano, versión Mérida, claudicó antes las legiones rojiblancas que tomaron Emerita Agusta tras una exhibición, incontestable, ante un público, que acudió en masa a ver el sacrificio de los leones algecireños, pero que que acabó aplaudiendo a los de verde y con el pulgar hacia abajo para los suyos. El cuadro de Mere, que de nuevo volvió a demostrar que tiene un camino y no lo cambia ni ganando en casa del hasta ahora incontestable líder, supo sufrir en el tramo inicial del encuentro. Posteriormente, asentadas las bases con el general Cristo en el centro del campo y su centurión Iván en la tarea oscura, la muralla defensiva evitó males mayores, con una pareja de centrales cada vez más consolidada, para que el emperador Javi Medina, que lección ofreció el sevillano en la media punta, marcase el paso que remataron, sí por fin, Adri Gallardo y él mismo. Fueron dos pero la verdad es que el ejército de verde pudo arrasar el coliseo y dejar, para los leones, a los de Ángel Alcaraz. Sin exagerar un ápice, la exhibición de los centuriones algeciristas, pudo acabar en una goleada para el recuerdo. En cualquier caso el partido, como las buenas películas de romanos, es para verlo con calma y saborearlo. El césped emeritense, que se estrenaba en partido oficial, estará de dulce próximamente, de momento es un campo que tiene mejor aspecto que realidad. Sobre él, Mérida y Algeciras, aparte de resbalones de jugadores de ambos conjuntos, comparecieron para lidiar un comabate bautizado, en la tierra extremeña, como la batalla de 1912. El líder, con la confianza por las nubes y un público fiel pero quizás excesivamente exigente o crecido, salió mandón y en los primeros 15 puntos puso cerco al marco de Josemi. Entre lo más peligroso cabe resaltar un remate de Pedro Conde, poco más se le pudo ver gracias al marcaje de Benítez y Víctor, que repelió el de Tozinas y luego Joaquí Flores, un incordio en la banda, no pudo aprovechar. El equipo de casa dominaba, Borja creaba y los de verde no tenían ni tiempo para respirar. Cierto es que ocasiones había pocas pero el balón, casi siempre, estabe en poder de los de casa. En el 24 un centro chut de Flores acabó en la parte alta del travesaño y casi mejor ya que en el segundo palo estaba, sólo, Gonzalo para empujarla. Las tropas visitantes, tras el repliegue intensivo, comenzaron a desplegarse aunque no veían, de cerca, a Raúl Moreno. Un remate de cabeza de Suso, sin peligro y un disparo alto de Iván fue, por decir algo, lo más destacado de la legión visitante que, no obstante, sufrió menos a partir del minuto 20. Igualada en el coliseo romano y los propietarios del mismo que se marcharon al refrigerio confiados y seguros que la conquista de los tres puntos era cuestión de tiempo. Para guardar en DVD De las entrañas del estadio Romano, que tuvo mejor pasado que presente, salieron 11 gladiadores de verde que, en 45 minutos, destrozaron y arrasason el impero que Ángel Alcaráz, entrenador local, y su ejército, habían creado en estas ocho semanas de competición. Como ocurrió en la antigua Roma quedaron las cenizas y poco más tras el paso de un Atila rojiblanco, vestido de verde en esta cita que, los buenos soldados del Centenario equipo, guardarán en DVD. En el minuto 50 Santi Luque, de nuevo un buen partido hasta que se lesionó, cedió al emperador Medina dentro del área pero el césped le jugó una mala pasada. No hubo que esperar mucho para confirmar que aquello no era casualidad. El César del partido culminó una buena jugada con un pase, entre líneas, para que Adri Gallardo, por fin, mandáse la ansiedad al teatro romano. Era el 53 y el coliseo local reaccionó con una bronca impropia. El soldado, rapado como la centuria, Martins entró en el campo en el 60 y tuvo una buena arrancada. Su remate, el único del equipo de casa en el segundo acto, se marchó fuera aunque el efecto óptico hizo gritar gol a muchos. Entre los pitos de la grada, había un equipo, el que dirige Mere, que se gustaba y comenzaba a tocar de un lado a otro. Cristo arrasaba la tierra central mientras Medina (el César) era un auténtico calvario para la tropa de casa. Luque en el 70, pero sobre todo Máiquez, tras una gran jugada individual que confirmó su mejoría física, pudieron poner más ventaja. También Cristo en el 75, antes de que una enorme combinación del ejército de la Menacha la mandase, sólo en el segundo palo, a la red el ex del Gerena. Fue el extásis y la claudicación de Emérita. Willy, que puso varios balones de gol, lo tuvo al poco de entrar, Melchor no llegó a otro centro del de La Perlita y Adri Gallardo, antes de dejar unos minutos a Joselu ante su familia, marcó el tercero pero el balón, centrado por el de los rizos, había salido del terreno de juego. El final, que no querían los de Mere, llegó y con él la ovación del público de casa. Rendido a la evidencia y con el pulgar hacia arriba para reconocer la superioridad de un ejército al que, quizás, menospreciaron. Tres puntos de oro pero ahora, ojo, sólo queda pensar en el Jumilla. Y queda una lección, imperios más grandes, cayeron, entre otros motivos, por falta de humildad. Ficha del Partido U.D. Mérida: Raúl Moreno; Borja Romero, Jonhy, Zamora, Morgado; Javi Chino (Gody, 78’), Joaqui, Borja, Pedro Conde; Taranilla (Enrique, 65) y Gonzalo (Martins, 56’). Algeciras C.F: Josemi; Máiquez, Víctor González, Álvaro Benítez, Suso; Melchor, Cristo Díaz, Iván (Mario, 85’), Santi Luque (Willy, 72’); Javi Medina y Adrián Gallardo (Joselu, 84’) Goles: 0-1 Min.53 Adri Gallardo. 0-2 Min.78 Javi Medina. Árbitro: Luis Collado López (Castilla La Mancha). Amonestó a los locales Joaquín Flores (61’), Enrique (66’). Por parte visitante Luque (66’), Willy (73’) y Víctor (87’) Incidencias: Partido correspondiente a la octava jornada de liga en el Grupo IV de Segunda División B. Estadio Romano de Mérida que estrenaba césped. Más de 5.000 espectadores en las gradas, entre los que destacaban más de un centenar llegados desde Algeciras, liderados por la Peña la Bufanda. Antes del inicio del partido, el ex jugador de los dos equipos, Nico Chiettino, ahora en las filas del Europa de Gibraltar, hizo el saque de honor.