La agonía se convirtió en alegría

La agonía se convirtió en alegría
ALGECIRAS. - El lunes de resaca, no el de la Feria Real pero si el del algecirimo, sirve para analizar, con más calma, lo vivido en el Mirador y la interminable y agónica campaña del cuadro de Mere. Precisamente agonía o deuda saldada eran las frases más escuchadas en las entrañas del santuario rojiblanco. Luego la fiesta, más comedida que la del Tropezón aunque quizás más futbolera, ya no paró y la plantilla disfrutó en varios locales de la ciudad, entre ellos La Terraza, de una jornada inolvidable para muchos de ellos y de respiro para otros. El máximo mandatario rojiblanco, Francisco Javier Gudiel, sentía una mezcla de alivio y alegría. “Lo de sufriendo ya lo llevamos en la sangre, al final ha sido gratificante”. Y aludía a lo interminable de la campaña. “Ha sido muy largo, once meses y ahora nos toca disfrutar un poco y comenzar a trabajar ya”. El Grupo IV del año próximo, por nombre e historia de los rivales, será uno de los mejores de las últimas temporadas. Habría sido muy duro no ver al Algeciras ahí. “La verdad es que es una joyita, tenemos mucha solera y debemos estar entre los mejores”. Si había alguien que no era capaz de expresar, quizás por la tensión acumulada y no sólo ante la Segoviana, lo que sentía era Mere. El de El Puerto se fundió en un beso con su mujer y sus hijos para luego atender, como siempre, a los medios. “Ha sido todo muy largo”, era lo primero que decía, para seguidamente apuntar que “por el contexto general, por lo del año pasado ha sido todo muy duro, pero afortunadamente lo hemos logrado con el sufrimiento que habéis visto”. La familia, como no podía ser de otra manera, estaba muy presente en su dedicatoria. “Ellos me han soportado durante el año, lo que he pasado queda para nosotros, estoy muy contento”. Y reflexionó sobre lo que ha supuesto su año en el banquillo algecirista. “Es un privilegio pero la tralla que llevamos detrás es impresionante, es un master”. También dejó un mensaje “llevó muchos años en el fútbol aunque alguno piense que llevo dos días pero sí ha sido un máster”. Por último, en alusión a ese vacío que se siente, fue cuestionado sobre sus sensaciones tras el pitido final. “Sinceramente no soy capaz de asimilarlo, tengo la sensación de haber ganado un partido más, pero creo que es producto de todo. Me han pegado tantos golpes que tengo la mente vacía”. Luego, ya con su familia y en la fuente del Milenio se le pudo ver disfrutar de lo lindo. Uno veterano en estas lides como el linense Antonio Merino, calificaba el logro de “muy especial” y eso que es su cuarto ascenso. “Lo que pasó en Valencia no lo merecíamos y nos hemos quitado un peso de encima increíble”, subrayando que “lo merecíamos”. El lateral aludió a la unión del grupo, sobre todo a la capacidad mental para reponerse de críticas, palos y muchas cosas durante el año. “No podía acabar de otra manera, teníamos el comodín de ser campeón y hemos tenido mucho mérito”, finalizando con un mensaje “el gen cochino nunca lo hemos perdido y lo volvimos a demostrar”. Un símbolo para los algeciristas como Adrían Máiquez, que celebraba su cumpleaños del día anterior, tiró de experiencia. Comedido pero feliz decía que habían logrado “reponernos de lo del año pasado”, ha vivido ya varios ascensos pero este “era casi una obligación”. Y como no salió la palabra agonía. “Sí se recordará por lo largo que ha sido todo y lo agónico”. Su gol en la ida permitió que durante los últimos 90 minutos, fueron más con el largo descuento, el equipo siempre tuviese el mando en la eliminatoria. “Casi marco otro”, comentaba entre risas y en alusión al gran remate del inicio de la segunda parte.  Su última reflexión era para otro veterano “lo he comentado con Mario que al terminar el partido más que alegría era quitarnos un peso de encima. Ha sido todo muy largo, muy agónico pero mira ya está”. Javi Chico decía que “sí hemos saldado una deuda”. El capitán apuntó que “sólo los que vivimos lo de Mestalla sabemos lo que ocurrió allí y ahora por fin hemos devuelto al equipo al lugar en el que como mínimo debe estar”, terminó con un mensaje. “La ciudad, este campo, esta afición todo lo que hay alrededor se merecen esto”, si bien tuvo también otro mensaje para los, pocos aunque con ruido, siempre ponen pegas. “Aunque alguno piense que no este equipo tiene los cojones muy gordos”. En Talarrubias hay ya un pequeño trozo de Algeciras gracias al goleador Joselu. Portando la bufanda del equipo de su pueblo extremeño y con gente llegada desde allí estaba exultante. “Ya está y he visto que como dicen los algeciristas todo sufriendo como debe ser”. El goleador deseaba esto y para ello renunció incluso a ofertas de Segunda B, tanto en verano como en navidades. “Hemos hecho un gran temporada y nos lo merecíamos”. El esfuerzo físico, pero especialmente mental, ha sido una baza para el equipo. “De locos, las piernas no podían más pero creo que el míster y Chamorro han hecho un gran trabajo y hemos llegado como cañones”. Tras agradecer el trabajo de Úbeda, Rocío, el presi, Dani Correa y por supuesto a la afición, aludió a su pueblo. “Mis amigos cuando venían decían que este equipo no podía estar en Tercera es increíble lo que se mueve alrededor y les hemos podido dar esa alegría”. Dani Correa, vicepresidente, saltaba y no paraba de cantar. En ese entorno tenía tiempo para decir que “hemos vuelto tras un año muy duro y ahora toca disfrutar y seguir trabajando”, todo ello en un grupo IV que “se presenta precioso y ahí está el Algeciras”. Desde fuera, por lesión, lo vivió Adrián Pavón. El sevillano tuvo algunas palabras con el rival que le provocó la herida en la ida y que ni siquiera le llamó para conocer su estado. “Cada uno es como es, sólo le he dicho eso”. Más allá de la situación vivida estaba “muy contento, ha sido increíble lo vivido y esta afición se merece estar, mínimo, en Segunda B”. Aunque él llegó en enero también se contagió de la fortaleza mental de un grupo que, explica el centrocampista, “se ha sabido levantar de muchas cosas, incluyendo los que vivieron lo del año pasado”, continuaba indicando que “lo de la primera eliminatoria fue duro pero mira finalmente lo hemos conseguido”. Y es que el trayecto, que parecía interminable y por momentos que no tendría final feliz, sí pudo completarse, con 48 etapas durísimas pero que provocaron una alegría mayor, por muy agónica que fuese, que lo fue.

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