"Estamos a la espera de que se llegue a un acuerdo que nos permita abrir este centro", ha añadido al tiempo que ha explicado por qué no se ha cerrado el Cervantes de Moscú, con un bajo nivel de actividad, pese a que su director fue expulsado por el gobierno de Putin al comienzo del conflicto con Ucrania.

"Nos interesó señalar que una cosa es la relación con una persona tan repudiable como el señor Putin y separarla de nuestras relaciones culturales con Rusia y, por otra parte, había muchas maneras de solidarizarse con las políticas de la UE. En Gibraltar y Siria hemos visto las dificultades extremas que hay después para abrir los centros que tenemos que cerrar, son muchas las trabajas burocráticas y si se toma una decisión hoy igual en Moscú no se puede abrir el centro en 3 o 4 años", ha lamentado.