El objetivo es atentar contra el turismo occidental. Ciudad de Estambul, puente entre la cultura oriental y occidental. Un joven hace estallar un paquete que llevaba adosado a su cuerpo y el acto se le atribuye a Estado Islámico. Más de lo mismo. Últimamente se repiten mucho más de lo deseable  actos similares en cualquier lugar del Mundo, ante un público o unas  víctimas cualquiera sin tener en cuenta ni edades, ni lengua, ni religión. El Mundo está en guerra. Un día es París, Berlín o Madrid; para al día siguiente ser otra opción que no haya sido anteriormente, o quizás repetir turno como es el caso de Estambul (Turquía) donde no es la primera vez.

Extremistas que han puesto por motivo un Dios, pero en mi opinión pienso que podrían haber puesto cualquier otra excusa pues su fin es sembrar el terror, eliminar cualquier resquicio de paz que pueda quedar en algún rincón, hacer crecer los miedos y la desconfianza, exterminar la alegría. Con ellos sería imposible hablar aunque nos lo planteásemos. Ellos solo hablan con su Dios y en su idioma. Ellos solo entienden de aumentar el pánico y ocultan su cobardía atacando sin enfrentarse de frente, sino aprovechando que sus víctimas se encuentran relajadas, tranquilas, en paz.

El Mundo terminará por quedarse  ciego, pues sembrando odio a diario será difícil mantener la compostura. Será difícil poner la otra mejilla, ofrecer el perdón, regalar una sonrisa. Porque nos roban las sonrisas y en su lugar nos dibujan muecas de temor. Es el resultado de una guerra en la que nos encontramos y a la que unos se esfuerzan en llamarla Santa. Es el resultado del juego político en el que se intercambian armas por petróleo. Es el resultado del caminar de un mundo, que es el que habitamos.

Hoy ha sido Estambul ¿dónde estallará la bomba mañana? ¿Cuántas vidas dejarán de palpitar y caminar por las calles? ¿Cuántos huérfanos sin padres y cuántos padres sin hijos? No entiendo cuál será la solución de todo esto ni entiendo el momento en el que la bola empezó a crecer, pero sigue pareciéndome el diálogo (donde todavía se puede llevar a cabo) algo que si se practica, da buenos resultados y evita males mayores.