Opinión

El miedo y los nervios

El miedo y los nervios
Mere. Foto: algecirascf.net
Mere. Foto: algecirascf.net

Mere, irreconocible, apeló a la testiculina para justificar la mala segunda parte en Jumilla

Acomódense en el Hyundai, es fácil dadas sus prestaciones, que el paseo de esta semana por la ciudad sólo es agradable por el coche y su fiabilidad. Nuestro Algeciras, el mismo que se ganó toda clase de elogios en la primera vuelta, ha entrado en crisis y la amenaza del descenso, pese a que aún no ha caído en él, es una realidad. Al lío.

“Nos faltaron cojones”. Así de contundente se mostró Mere en rueda de prensa tras la debacle en tierras murcianas. Ni las bajas, ni el viento,  ni las bajas, ni nada de lo que se pueda argumentar, pueden justificar la horrenda segunda mitad, Josemi fue el mejor, de los rojiblancos.

No es la primera vez, ni será la última, que un equipo remonta un 0-2, pero el drama es que los de La Menacha ni siquiera tuvieron rabia, salvo en el tramo final, para ir poniendo obstáculos a algo que se veía venir. Todo ante un rival directo, sin entrenador y que en la primera parte parecía esperar el tiro de gracia.

El bache, ahondado por la derrota  ante los del vino y la forma en que se produjo, es una realidad y aunque la clasificación sigue salvando a los de Mere, no es menos cierto que el miedo y los nervios, más el maldito fantasma de lo ocurrido hace dos años, están ya instalados en el entorno algecirista. Para rematar la faena el domingo, con las cámaras de Andalucía TV, llega nada menos que el UCAM Murcia.

Las declaraciones de Mere dejan varias lecturas y, modestamente pienso que  todas válidas. La primera es que el técnico, que suele ser comedido y dar explicaciones  siempre, estaba con el calentón del final del partido. La segunda es que no ve otra salida, raro dada su demostrada capacidad pese a las críticas, y apela  a los de los hombres. Esa argumentación, por desgracia, no suele dar buenos resultados. También está otra que apunta a que pueda ver su puesto en peligro. Él, como hombre de fútbol, sabe que las cosas funcionan así. La última, que no la menos importante ya que el orden de los factores aquí tampoco altera el producto, es que quiera tocar la fibra de los jugadores de cara al sufrimiento que se avecina en las próximas jornadas.

Nos hemos cansado de repetir aquí, cada semana, que el equipo estaba rindiendo muy por encima de sus posibilidades. Ese mérito, incuestionable, permitía tener una clasificación desahogada, ahora ya no, pero no debía ocultar la realidad. Sin embargo, y entendiendo que no justificando,  lo que quieran, parece que ahora tampoco es cuestión de tirar por la borda lo conseguido.

El grupo tiene crédito, aunque perdió mucho en Jumilla, pero debe entender que ha remado mucho para ahogarse ahora. El problema, más allá del enorme rival que llega el domingo, es que un equipo atrevido, lo ha sido en la mayor parte de la liga, dinámico y veloz, está jugando ya con mucho miedo, con lo que estamos ante la pescadilla que se muerde la cola.

Toca apretar los dientes, tirar del carro, entre todos, pero además no perder la cabeza ni dejarse llevar por impulsos. Eso, en principio, suele acabar mal, aunque obviamente fantasma  de hace dos años sigue abriéndose camino, peligrosamente, entre los muros de La Menacha.

Es el vestuario, con la ayuda de la afición, el que debe espantar ese fantasma y cuanto antes mejor. Mientras nuestro fiable Hyundai espera que el domingo, ante un grande, el equipo pueda volver a recuperar las sensaciones positivas, como las que transmite el coche del algecirismo.