Opinión

La semanita

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Es la hora del poder local. Salvo algunas excepciones   que son fruto de recursos ante la Junta Electoral competente que no se han resuelto a tiempo, hoy se están constituyendo los plenos municipales  que han surgido de las elecciones del 28 de mayo.  Ahora mismo , ha sido Barcelona quien ha cambiado de Alcalde.

En medio de aquella campaña  que intentaron polarizarla en clave estatal, pasaba casi desapercibido que estaba en juego la renovación de las corporaciones locales, que son la primera puerta en la que toca el ciudadano cuando tiene un problema. Todo esto ha ocurrido menos en Andalucía que solamente hemos tenido elecciones municipales.

Además, tras un mandato  de nuestros ayuntamientos marcado, sobre todo, por la pandemia, los ayuntamientos afrontan ahora  cuatro años con la incertidumbre de cómo cuadrarán las cuentas una vez que se acabe esa especie de 'barra libre' que supuso la suspensión de las reglas de gasto.

En ese contexto, cuanta más sensatez y diálogo haya en los plenos municipales entre gobernantes y oposición, pues mejor que mejor.  Es difícil porque , en muchas ocasiones, de  lo que se trata es la fórmula  de “conmigo o contra mi”. Pero en esta situación postpandemia  se supone que tener altura de miras va con el cargo de concejal electo.

Ya he visto, hoy mismo, ciertas controversias aquí en la comarca con el Alcalde de San Roque con el de La Línea. Y en política siempre hay que tener en cuenta esa altura de miras y dejar a un lado los temas personales.

Por otro lado , otra de las noticias de la semana  y esta en plan negativo, han sido  las palabritas del recién nombrado Delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín , en el contexto de precampaña para las elecciones generales, palabritas con las que le ha pegado un tiro al pie a su propio  partido , el PSOE.

Sus palabras elogiando a Bildu y ERC han servido para dar alas a Partido Popular y a Vox, justo lo que menos necesita ahora mismo Pedro Sánchez.

La verdad es que sorprende la ingenuidad del delegado si no pensaba que se iba a montar tanta polémica; y si en lugar de ingenuidad, es irresponsabilidad, pues entonces  creo que tienen bastante  razón los que reclaman su cese: pero no solo por lo que dijo, sino porque, ya puestos, su cargo no está para hacer política partidaria de forma descarada. Que es lo que hizo. Un caso lamentable.