Opinión

Pedir perdón

Pedir perdón

Pedir perdón cuando se comete un error es obligado. Entendiendo, por supuesto, que el error está unido a la ausencia de intención de hacer algo mal. 

Y pedir perdón es algo que debería encajar perfectamente en el funcionamiento de la Justicia, pero no sabemos por qué es muy poco habitual. O si sabemos por qué: porque entre sus señorías magistrados hay unos cuantos que se siguen considerando por encima del bien y del mal y que entienden que lo de menos es un error suyo, pues siempre hay un tribunal posterior que garantiza
que todo es correcto. 

Sucede, sin embargo, que hay ocasiones en que esa instancia posterior certifica que hubo un error. Y en los tribunales los errores tienen consecuencias. Los saben perfectamente Ahmed Tommouhi y Abderrazak Mounib, condenados en su día por unas violaciones que nunca cometieron. Tommouhi pasó la friolera de 15 años en prisión, pues además tuvo la gallardía de negarse a pedir un indulto porque entendía -y así es- que eso es para quien ha realizado el delito y después se arrepiente.

Mounib tuvo peor suerte: murió en la cárcel. El Tribunal Supremo acordó finalmente su absolución, pero no 'motu propio', sino porque un puñado de personas mantuvieron viva la batalla para hacer acopio de pruebas, incluyendo entre ellos a un periodista
absolutamente convencido de que lo que contaba era la verdad. El tribunal que dictó sentencia condenatoria estaba presidido por la actual ministra de Defensa, Margarita Robles.

En estos días, algunos medios de comunicación se han encargado de recordarlo, supongo que con soberano enfado de la ministra, que hace años se escudaba en que ella hizo lo correcto al dictar sentencia condenatoria y, por consecuencia, pena de cárcel. Ahora ya sabemos que no estuvo bien y seguramente lo hizo convencida de que actuaba como debía, pero por eso mismo es necesario que haya una disculpa.

Digo yo que no cuesta tanto publicar al menos un mensaje en redes sociales: si tiene tiempo para hacerlo ensalzando a Pedro Sánchez o cuestionando los anuncios electorales de Feijóo, también debería encontrar medio minuto y poner, al menos: «Lo siento. Me equivoqué en aquella sentencia. Mis disculpas a los afectados». ¿Tan difícil es? 

El tiempo perdido por Tommouhi no se puede recuperar;la vida de Mounib, mucho menos. Sus nombres debemos recordarlo ahora que cotiza al alza eso de subir las penas y echar al mar la llave de la celda.

La Justicia la dictan hombres y mujeres y, como tales, son falibles. Como humano es disculparse.