Opinión

Para lo que vale un mundial

Para lo que vale un mundial

Admitiendo que lo de Qatar como anfitriona del Mundial de fútbol sí que merece una comisión de investigación, creo que hay que quedarse con algunas cosas positivas que, a las primeras de cambio, va dejando la competición.

Para empezar, la valentía de los iraníes y la cobardía de los ingleses. Los primeros se jugaron mucho, pero que mucho, con su gesto el pasado lunes cuando sonó el himno de su país. Su silencio fue una forma de condena ante la violencia desatada contra las mujeres por un régimen que se empeña en que ellas sigan viviendo en la Edad Media.

Por contra, los ingleses, que iban a lucir un brazalete con los colores de la bandera arcoíris para así defender los derechos del colectivo LGTBI en Qatar y en otros estados represores, cedieron a las primeras de cambio. Llegó la Federación Internacional de Fútbol, les amenazó con sanciones, incluida la tarjeta amarilla, y dieron un paso atrás.

Después nos extrañamos de que Qatar haya llegado a ser anfritriona... Lo digo porque la Federación Inglesa anda sobrada de cuartos para pagar una multa, mientras que la iraní seguramente tomará represalias con sus futbolistas, unas medidas que no serán solo un repaso verbal -peor aún para ellos si en cada partido cosechan media docena de goles en su portería, como sucedió en el debut-.

A esto hay que añadir lo de la victoria de Arabia Saudí contra Argentina por un 1-2 que entraba en muy pocas quinielas. Esa derrota de la albiceleste fue la demostración de que el fútbol no es una ciencia exacta, que hay margen para la sorpresa y que lo bonito de este deporte está precisamente en eso. Uno puede juntar a once estrellas contra once desconocidos -al menos en Europa- y el resultado no está escrito. Los saudíes se lo creyeron y buscaron el empate y después la victoria, mientras que los argentinos saltaron al campo convencidos de su superioridad y acabaron desolados. Cuando tampoco es para tanto: hoy el sol vuelve a salir, el mundo continúa girando y hay vida después de la derrota. Es más, también hay vida tras una eliminación -si es que ocurre- en el Mundial.

También el Mundial está sirviendo para poner a cada uno en su sitio. Si había alguna duda de que a Gareth Bale lo que le importa es asegurarse un buen contrato y después fajarse por los colores de su país, y no tanto por los del club que le paga, pues no hay más que ver su capacidad para ser el jugador clave con la camiseta de Gales.