Opinión

¿Y ellos?

¿Y ellos?

Más no se le puede pedir al fútbol femenino en España. Repasemos: 1) éxitos internaciones, con el Barça ganando la Champions; 2) reconocimientos al máximo nivel para una española, con dos Balones de Oro para Alexia Putellas; 3) el histórico triunfo en la final del Mundial de Australia y Nueva Zelanda, todavía más meritorio por la calidad de juego exhibida y porque España solo había participado en tres mundiales; y 4) por su reivindicación de la igualdad y su exigencia de que el esfuerzo de las futbolistas contase con el debido respaldo institucional.

Dicho todo eso, cabe preguntarse dónde han estado ellos ante la lamentable actuación de Luis Rubiales como máximo mandatario del fútbol español. Lo digo por esos clubes de Primera y Segunda que, salvo contadas excepciones, se han puesto de perfil. Y lo digo por esas estrellas del balompié que saben que cada palabra suya, cada gesto, cada mensaje, cada foto, tienen una repercusión nacional e internacional. Razón de más para que unos y otros diesen un paso al frente, pero no un paso tímido, sino firme y decidido.

En algunas ligas extranjeras se vieron este fin de semana en las gradas mensajes de denuncia contra Rubiales y de apoyo a las futbolistas españolas. En España, salvo esas contadísimas excepciones, no hubo una puesta en escena clara contra Rubiales y de apoyo a las futbolistas. Y esos gestos tenían que haberse producido en el minuto uno. El viernes, el día de la bochornosa intervención de Rubiales,  hubo jornada liguera y debió haber sido el momento; el sábado también la hubo e igualmente casi nada, y tres cuartos puede decirse del domingo. ¿Tanto costaba a los clubes y a los futbolistas haberse puesto de acuerdo para un mensaje común en sus camisetas, para una pancarta compartida o para detener un minuto el encuentro?

Pero resulta que ellos ya vimos que solo reaccionan cuando lo hace la FIFA. Lo comprobamos con los entrenadores españoles de las selecciones absoluta masculina y femenina, que el viernes estaban en primera fila ante Rubiales y que aplaudieron su lamentable intervención. No consta que les estuviesen apuntando con una pistola para ese gesto de aprobación, aunque sí consta que les iba en el sueldo apoyar al que lespaga (en el caso de Jorge Vilda, con una oferta de renovación por cuatro años a razón de medio millón de euros por anualidad).

El fútbol masculino español no ha estado a la altura de lo que se esperaba cuando más se necesitaba. Una pena y una demostración de sus miserias.