Un momento de la faena
Un momento de la faena

El valor de Roca Rey salva in extremis la tarde del desastre en Las Palomas

El valor de Roca Rey salva in extremis la tarde del desastre en Las Palomas

Se presentaba la tarde con los alicientes de día grande, tres nombres de los que poca presentación necesitan, El Juli, Juan Ortega y Roca Rey, y una ganadería que, entre otros, viene con el antecedente del indulto de la pasada temporada en nuestra plaza,

Santiago Domecq, pero nada más lejos de la realidad y como bien suele decirse, de toros no entienden ni las vacas, y la tarde de expectación fue tornándose en decepción, a excepción del paracaídas llamado Roca Rey en el sexto que, junto con las pinceladas de Ortega en el quinto, llenaron de alivio una tarde de las de olvidar.

Sueltecito de salida anduvo el primero hasta que El Juli lo consiguió recoger hilvanando verónicas muy al ralentí rematadas con una media y una larga. Todo ello echando muy abajo las manos. Trámite en la suerte de varas, un picotazo sin más y comienza a mostrar cierta escasez de fuerzas el toro. El arranque de faena fue por bajo doblándose con él enlazando ya una serie por el pitón derecho de la misma guisa, algo habitual en Julián. Faena cosida en el tercio por el viento que continúa molestando. Intenta torear por ambos pitones cuidando al toro sin pena ni gloria, en cambio consigue momentos de lucimiento en series posteriores en las que obliga por abajo y tirando del animal. Falla con los aceros El Juli, que acaba escuchando palmas. Pitos al toro en el arrastre.

Juan Ortega quedó prácticamente inédito ante un toro sin fuelle alguno desde que lo recibió de capa. Faena de muleta de trámite, con varias probaturas por ver si aquello cogía vuelos de alguna manera, ligando pases o de uno en uno, pero no había manera. Remataba cada muletazo cortando el viaje el toro y echando la cara arriba. Debió abreviar. Media estocada que acabó con el toro, que tardó en echarse aculado en tablas, tiró de descabello. Silencio para el torero y pitos al toro de nuevo.

Brusco de salida el tercero, primero del lote de Roca Rey, que repetía de salida pero sin el recorrido ni las embestidas propias que permitiesen lancear con gusto y lucimiento. Por contra, si que encontró lucimiento Antonio Chacón en banderillas en dos pares en los que el toro recortó viaje y apretaba hacia dentro. Durante la faena de muleta mantuvo la violencia y brusquedad el toro viniendo poco a poco a menos. Arrancó algunas series el peruano que llegaron a los tendidos aunque sin el calado necesario. Escuchó palmas.

Tras el descanso, el cuarto tampoco enmendó la tarde aunque si bien sirvió para que El Juli se estirase a la verónica. Quiso tener fe el torero y apostar pero no tardó el toro en decirle que poco iba a poder sacar de sus embestidas. Desrazado y apagado solo sirvió para intentar algunos amagos de muletazos. Mató pronto Julián que mostró su descontento ante la imposibilidad de sacar jugo del de Santo Domecq. Escuchó palmas el torero y, una vez más, pitos al toro.

Lo del quinto…  y que no hay quinto malo…  tiene su miga. El quinto hizo estallar al público en los tendidos pidiendo su devolución, lo cual tras un intento de Juan Ortega de darle un segundo puyazo al toro accedió la presidencia y sacó el pañuelo verde. Pero no queda ahí la cosa, espectáculo a la hora de devolver al toro que acabó con gran parte de los asistentes haciendo la ola ante la situación que se estaba viviendo entre cabestros y mozos. Salió el quinto bis en medio del desorden y no fue hasta el inicio de la faena de muleta cuando cogió vuelos la cosa. Apostó Ortega que se fue directo a los medios a brindar al público. Inicios doblándose por bajo con muchísima torería que encontraron continuidad en las series posteriores. Temple para domeñar las embestidas que en cuanto topaban con la franela lanzaban derrotes. Tuvo intensidad la faena por la voluntad que ponía el sevillano. Buscó las cercanías al final de faena apurando cuando jugaba a favor de tablas. Se tiró derecho a matar logrando una estocada entera. Cortó una oreja.

Con la tarde, y los toros, a la contra, recibió Roca Rey al sexto, que, siguiendo la tónica de algunos de sus hermanos, no se salía de los vuelos del capote y no dejó al peruano desplegarse a la verónica. Cumplió en varas. En banderillas Javier Ambel colocó dos soberbios pares cuadrando en la cara. Se ambienta la noche ya, Roca Rey brinda al público en los medios y redondea una auténtica faena de valor y porfía aguantando miraditas y coladas del toro. Acabó montándose literalmente encima exprimiendo cada embestida que no regalaba precisamente este sexto. Se metió al público en el bolsillo, consiguió una estocada tras un pinchazo y obtuvo una oreja con fuerte petición de la segunda. Se salvó la tarde en el último momento para lo que venía siendo una jornada casi soporífera sólo ambientada por el comentado espectáculo en la devolución del quinto.

Sabor amargo el que nos dejó el encierro de Santiago Domecq del que poco o nada podemos destacar. La clave de la tarde fue una de esas lecciones que uno debe aplicar en la vida, nunca debe perderse la esperanza porque hasta el rabo todo es toro… y cada tarde… solo finaliza cuando se arrastra al último toro. Quédense con eso  con la lección de valor y raza del peruano Roca Rey, la vergüenza torea con la  que decidió pisar donde solo pisan los valientes para que los aficionados nos pudiéramos ir satisfechos al menos.

Ficha del festejo

Viernes  24 de junio de 2022.

Dos tercios plaza. Se lidiaron 6 toros de Santiago Domecq, justos de presentación, desrazados y de escasa fuerza. El 5° fue devuelto. 5º bis y 6º los de mejor juego, para:

El Juli, verde y plata. Ovación y Palmas.

Juan Ortega, tabaco y oro. Silencio y oreja.

Roca Rey, nazareno y azabache. Palmas y oreja con petición de la segunda.

Saludó en banderillas Javier Ambel.

El valor de Roca Rey salva in extremis la tarde del desastre en Las Palomas