Los más pequeños, disfrutando de uno de los cuentacuentos
Los más pequeños, disfrutando de uno de los cuentacuentos. Foto Tomoyuki Hotta

El día en el que los sueños se hicieron realidad en el parque María Cristina

El día en el que los sueños se hicieron realidad en el parque María Cristina
Los más pequeños pisaron ayer el parque María Cristina y no salieron de él hasta la noche. Durante todo el día, el embrujo y la fantasía de los cuentos se apoderó de todos sus rincones, y los niños pasearon por sus jardines entre cuentacuentos, talleres de manualidades, pintacaras y juegos.

Rocío Vázquez, Esther Jiménez y Elena Guillén, las propietarias de La Caléndula, consiguieron de sobra su objetivo. No sólo convirtieron el parque en un bosque encantado para los más pequeños, sino que lograron dinamizar este espacio de la ciudad creando una jornada para las familias como nunca antes se había visto.

Y otro de los objetivos brilló también con luz propia. Y es que la capacidad de llevar la literatura infantil a los niños parece algo quimérico en la generación de las multipantallas. Pero la gente de la Caléndula lo hizo con una maestría admirable. Y llevando a los niños la fantasía de los cuentos de toda la vida a través de su género más primitivo: la narración oral.

Decenas de peques se quedaron embelesados escuchando en los cuentacuentos las peripecias de Hansel y Gretel o de Alicia en el País de las Maravillas.

Fue eso, y mucho más, ya que los asistentes pudieron disfrutar de puestos con gastronomía exquisita 'importada' de la Feria de los Parques Naturales de la plaza Alta. Y también por la guinda del pastel. Una noche de música en directo de la mano de Vecinos Ejemplares y de Jesús Marín y los Meirins.

Una jornada redonda, en la que todo salió a pedir de boca. Y donde los niños vivieron un día en el que, por una vez, vivieron en primera persona la fantasía de la literatura infantil, de las historias de toda la vida. Un día en el que se fueron a la cama sabiendo que los sueños pueden hacerse realidad. Como han demostrado desde la Caléndula porque, a buen seguro, que este cuento no se ha acabado.

El día en el que los sueños se hicieron realidad en el parque María Cristina