Lourdes Recalde Brioso
Lourdes Recalde Brioso

Acompañar la pérdida gestacional

Acompañar la pérdida gestacional
El duelo es una de las experiencias más dolorosas de la vida y la forma de afrontar la pérdida de una persona querida es muy diversa, es algo personal y único pero, paradójicamente, conlleva reacciones que compartimos prácticamente con la totalidad del resto de los humanos. 

Hay muertes, además, en las que el malestar psicológico es mayor al que se sufre por una muerte esperada; hay muertes, además, en las que el duelo, a veces, es silenciado o negado.

Estamos ante el caso de la pérdida durante la gestación, el parto o en momentos cercanos posteriores a este. 

Este silencio viene a añadir sufrimiento, en lugar de restarlo, como si no tuviéramos permiso para experimentar dolor.

Hablar de muerte es difícil, hablar de muerte en el inicio de la vida es aún más complicado: Encontrar las palabras, respetar los silencios, no caer en frases que  incrementan el dolor. 

En el contexto sanitario, hay veces, que los propios protocolos no son todo lo humanos que necesitamos en esos momentos, muchas familias describen la soledad desgarradora que sintieron durante el proceso. 

Es curioso cómo está perdida se vive como en un destierro, cuando en realidad es compartida por tantas personas. En España mueren alrededor de 2500 bebés al año.

No es una pérdida cualquiera, necesita ser acompañada de una manera más específica, porque tiene circunstancias especiales: 

En la muerte perinatal el estado hormonal de la madre, dirigido al establecimiento del vínculo y a potenciar el maternaje, es un aspecto esencial en la doliente y que no se comparte con ningún otro tipo de duelo.

Su propio cuerpo está mandando señales contradictorias que se hacen muy difícil de transitar. Además, a la pérdida del bebe se une la de la ilusión. 

En todo caso, el duelo por la pérdida perinatal es un indicador del amor hacia el bebé y  ayuda a ir aceptando su muerte. 

Se pueden experimentar muchas emociones en el duelo, hablaremos de los más comunes, pero no son las únicos, ni tienen porque darse todas, ni en el mismo orden (en consulta acostumbro a decir que las emociones que tenemos los humanos son humanas y por lo tanto completamente normales, no existen emociones buenas o malas.) :

Cuando te dan la noticia de que tu bebé puede morir o ha muerto, puede que entres en un estado de bloqueo, de shock; como si pareciera mentira lo que estás viviendo. Puede que te sientas culpable o triste, o vacía. Puede que enfades con el médico, con nosotras mismas, con nuestra pareja o con el propio bebe. 

La pareja, en el caso de que la haya, es la persona que más puede entender por lo que estás pasando, pero es posible que viváis la experiencia de forma muy diferente.

Hablad sobre lo que sentís y sobre cómo lo sentís: una emoción que se pone en palabras es más llevadera. 

Si conocemos a alguien que esté atravesando esta experiencia, hay actitudes que podemos evitar para no añadir incomprensión a su dolor: evitemos buscar algo positivo en la muerte del bebé, evitemos preguntar por las semanas de gestación (como si la vinculación dependiera de un número, de un tiempo),  no neguemos su existencia refiriéndonos al bebé como el feto o embrión. Evitemos decir que tendrán más bebés...

Acompañemos desde la empatía, sin caer en tópicos, hay veces que lo mejor que se puede decir es  -"lo siento" , o dar un abrazo, o estar respetuosamente a su lado, en silencio. Que sepan que pueden expresarse, sin que nosotros relativicemos su dolor, sin juzgarlo. 

En este diván queremos poner el acento en dos aspectos, por un lado, en la importancia es seguir formando al personal sanitario y proporcionar herramientas que mejoren la atención a la pérdida y el duelo perinatal en los primeros momentos.

Y por otro, si estáis pasando por esta experiencia, en que existen asociaciones (se me viene a la cabeza, Alma y Vida o Umamanita, habrá muchas más), grupos de apoyo y/o profesionales especializados. Pueden ser de una ayuda enorme, pueden acompañaros y haceros ver que muchas cosas que sentís son normales ante la muerte de vuestro bebé.

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