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Sinéad I'Connor

Sinéad I'Connor

Su mirada de niña hecha pedazos,
de fiera, inevitablemente, humana
negó la realidad y la desgana
y sucumbió al dolor y al latigazo.

De esa niña en el mar de los sargazos
tan valiente, tan frágil, tan lejana,
queda sólo un blasón de porcelana
que Dios mira, culpable, en su regazo.

No hay nada comparado a ti, no hay nada. 
La niña que con lágrimas reía 
ya está junto a su 
príncipe sin trono

Nos queda en la memoria una mirada,
un gesto, una lección de valentía,
la imagen y el recuerdo de un icono.

Sinéad I'Connor