No sea que la musa te visite

No sea que la musa te visite

Un día vino a casa cierta Musa 

sin ánimo de andar ninguna rama

llevándome a saltar de cama en cama

jugando a una mortal muleta rusa.

Con ella despojada de la blusa

a mí ya me sobraba hasta el pijama

y allí me prometió dinero y fama

si mi obra original no era inconclusa.

Aquí me veis famoso y millonario,

contando este secreto extraordinario 

no sea que la Musa te visite.

Las musas siempre saben lo que quieres

por eso, si las colmas de placeres

no juegan nunca más al escondite. 

No sea que la musa te visite